Uno de los errores más frecuentes que cometemos cuando hablamos de cosmética es elegir productos fantásticos y de gran calidad, pero totalmente inadecuados para nuestro tipo de piel. Como consecuencia, no solo no mejoramos la salud de nuestra piel, sino que incrementamos los problemas: sequedad, irritabilidad, acné, …
Aunque cada piel es un mundo con necesidades propias, sí hay una serie de recomendaciones que puedes seguir para minimizar el riesgo de error en la elección de tu crema facial. Lo primero de todo, y más importante, es conocer tu tipo de piel.
Si bien la edad cronológica no es un factor determinante, sí te puede servir de orientación.
En la pubertad, por ejemplo, se tiende a tener una piel grasa a causa de la activación de las glándulas sebáceas.
Cuando nos acercamos a los 30 la producción de grasa continua, pero en menor grado, y hay cierta pérdida de lípidos lo que se traduce en cambios en la piel. Lo más habitual en la treintena es pasar de una piel grasa a una piel mixta, en la que hay zonas grasas (la zona T principalmente) y zonas con mayor sequedad.
Una vez entramos a los 40 la piel pasa a ser más seca, con una mayor tendencia a deshidratarse. Alcanzados los 50 la sequedad se acentúa debido, principalmente, a la menopausia.
Aun así, más allá de la edad, existen varias señales que te pueden ayudar a identificar tu tipo de piel:
Finalmente, no nos podemos olvidar de la piel sensible con tendencia a la irritación. Este tipo de piel se reconoce porque tiene una gran facilidad por ponerse roja, ya sea con el uso de cremas inadecuadas o cualquier inclemencia del tiempo.
A continuación, te dejamos algunas recomendaciones para acertar en la elección de crema facial, una vez identificado tu tipo de piel:
Comentarios (0)
Nuevo comentario